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    Ocho pasos para conquistar el miedo

    Jan 15, 2019


     

    El miedo es nuestro instinto primario. El más primitivo y poderoso. Y también es nuestro principal obstáculo para alcanzar la felicidad. Por lo tanto, hoy quiero invitarte a realizar un poderoso ejercicio para enfrentarlo, entenderlo y dejarlo ir. ¿Le entras? ¡Perfecto! Agarra una pluma y pedazo de papel o hazlo aquí directamente en el dispositivo electrónico.

    Los ocho pasos para conquistar el miedo son:

    1. Identifica tu miedo.
    2. Pregúntate por qué lo temo.
    3. Profundiza, pregunta cinco veces más por qué esto me asusta, hasta llegar a la causa raíz.
    4. Pregúntate qué tan probable es que esto que temo realmente suceda.
    5. Pregúntate qué tan grave sería, aunque suceda.
    6. Pregúntate qué sucedería si enfrentas tu miedo y lo resuelves.
    7. Pregúntate qué sería lo mejor que podría pasar si lo resuelves.
    8. Libérate del fantasma, abraza la promesa y lánzate.

    Identifica tu miedo

    Los miedos más comunes son como el miedo de hablar en público. Este tiene que ver con el miedo al rechazo social. Poderosísimo. Otros comunes son el miedo a las arañas, serpientes y otras criaturas, incluso a personas desconocidas. Estos tiene que ver con el instinto de preservación. Y los miedos a los desastres naturales y a las alturas tienen que ver con el miedo a la muerte. Irracionales o no calan en nuestro subconsciente.

    Entonces, empieza por hacer una lista exhaustiva de los tuyos. Escoge uno y haz el ejercicio.

    Para visualizar el proceso con mayor claridad, hagamos el ejercicio sobre el temor de hablar en público.

    Digamos que a María le han pedido hacer una presentación en la asociación de profesionales de su gremio. Su primera reacción es NO. Pero se encuentra con este documento, jajajajaja, y decide intentar aplicar esta metodología para entender su violento rechazo a hablar en público.

    Empieza por preguntarse porqué teme hablar en público y al identificarlo se pregunta cinco veces el porqué este temor. El diálogo va algo así:

    • ¿Por qué creo que si hablo en público voy a hacer el ridículo? Me acuerdo de niña en la escuela como se reían de mí.
    • ¿Por qué se reían de ti? Porque a veces me trababa y tartamudeaba.
    • ¿Por qué sucedía eso? Porque me ganaba la emoción.
    • ¿Tú crees que eso sucederá ahora? No sé, pero imagínate que si, imagínate, va a está mi jefe en la audiencia y si me ve hacer el ridículo, perderé toda credibilidad.
    • ¿Y qué podría pasar? A la mejor no me da la promoción que tanto quiero…

    Ahora sigue con el ejercicio y se pregunta:

    • ¿Realmente crees que si esto sucede no vas a obtener la promoción?
    • ¿Y si no te da la promoción qué tan grave será? ¿Será el fin del mundo?
      • A ambas responde no. Su miedo irracional empieza a disiparse.

    Ahora entra a la parte transformacional del ejercicio. Se pregunta:

    • ¿Qué sucedería si enfrento mi miedo y lo resuelvo?
    • Pues, me sentiría muy bien. Pero para ello voy a tener que prepararme de verdad. Leer, estudiar, estructurar súper bien la plática y ensayar, ensayar, ensayar.

    Y ahora viene la pregunta fundamental, ¿qué sería lo mejor que podría pasar?

    • Imagínate, si realmente brillo durante la plática, la promoción está casi asegurada. Hablar en público es importantísimo. Los buenos oradores tienen todas las puertas abiertas…

    Y al haberse liberado del fantasma, María abraza la promesa y se lanza llena de fuerza y entusiasmo a conquistar su miedo y alcanzar la felicidad que le corresponde.

    Ahora, te toca a ti. Escoge un tema que te frena y pásalo por este tamiz y verás cómo tus miedos más arraigados cobran una nueva dimensión de esperanza y libertad. Recuerda que lo único que realmente podemos controlar son nuestros pensamientos y acciones. Enfrenta tus miedos. Pregúntate cinco veces por qué temes eso en particular, ponlo de cabeza viendo el lado positivo y conquista tu felicidad. Ten un gran día.

    Como siempre te recuerdo que tú eres grande y que la vida exige tu grandeza.

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